
El espacio esta articulado por medio de divisores de formas plásticas que le dan un toque de sensualidad y misterio al ambiente. En algún punto, esta vivacidad y exhuberancia formal se relaciona con algunas obras de Niemeyer y por tanto con un imaginario de la estética arquitectónica de Brasil. De ser válida, esta conjetura podría eximir a sus creadores de los cargos de 'vicio formal' y despotismo.
